Acababa la temporada 2011/2012, el partido se disputaba en Vallecas y el rival del Rayo era el Granada. Todo o nada. Primera o Segunda. Ganar o perder. Vida o muerte. Entonces apareció Tamudo, el de los goles inolvidables, el de los ‘Tamudazos’. Un tanto del catalán sobre la bocina dejaba a los de Ramón Sandoval en lo alto, en la élite del fútbol español. El barrio obrero seguía siendo de Primera.
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Opinion
Que el devenir de la entidad les importa más bien poco a los
dirigentes rayistas es un dato que no solamente los afines a la entidad
conocemos aunque, si uno no viviese el día a día del club, se podría decir que esta
afirmación se basa en una realidad subjetiva. Con una
directiva empeñada en darnos la razón a los aficionados rayistas, la directiva
ha fraguado otro precedente injustificable: los abonos para ver a nuestro
equipo, el Rayo Vallecano, mantienen el precio de Primera División. Con la
sección femenina –por primera vez en la historia- excluida de los derechos y
sin opción a disfrutar un hipotético playoff. O lo que es lo mismo: tras
descender colistas en una temporada desastrosa, con una institución famélica y
alimentada solo por el aliento de su grada, la directiva decide desconectar el
nexo que le une a la vida.