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Si se puede


Menuda semanita. Resulta que empezamos con la noticia de que los Rumasa habían dado un poder a un tal Sobrino para que pudiese acceder a las cuentas del club con Hacienda y comprobar el estado real de las cosas. De este modo nos animamos bastante al ver lo que parecía un destello al final del túnel. Falsa alarma. Resulta que hasta dentro de dos meses no será factible.

Los jugadores, hartos de estar hartos, como dice mi bien ponderado Agustín Castellote, se reúnen en una asamblea general para decidir si se plantan, si dejan de jugar ante la sospecha, muy fundada entiendo yo, de que los de la abeja están posponiendo adrede su salida con la intención de recoger el dinerito de la tele, unos quince millones de euros si se asciende, y después declarar la suspensión de pagos, cogiendo las de Villadiego y si os he visto no me acuerdo. Como parece que es su costumbre última y no tan últimamente.

Esta postura, entendible y muy lógica en unos trabajadores cuando por su labor no recibe pecunia alguna, se retuerce en exceso, pienso yo, cuando de por medio hay variables que añadir, y no siempre sumando, que hacen que la ecuación resultante venga a ser como de quinto grado por lo menos. Tan fácil como si no me pagas no trabajo, en el fútbol, al menos en este Rayo, se convierte en múltiples preguntas: Si no jugamos perdemos tres puntos, el cariño de la afición, autolesionamos nuestro orgullo, nuestra profesionalidad, podemos tirar por la borda el trabajo de todo un año, el posible comprador puede echarse atrás… Batante complicado todo, ¿no?

Al final se juega, por cierto había por ahí una amenaza de huelga de los componentes del fútbol negocio, asqueroso y mafioso de la LFP. Más dinero para poder gastar más a cuenta del fútbol en abierto. Sin comentarios.

Viaje a Valladolid con duda, con la incertidumbre de ver a qué van a salir los nuestros, porque con un par de horas de entrenamiento en toda la semana... Y empieza la función. Mil vallecanos en Zorrilla, la afición no falla. Cánticos de apoyo al equipo antes, durante y después, la afición confía. Once HOMBRES, si, con mayúsculas, que nada más salir dejan claro a lo que han venido, a comerse Pucela con patatas. Y todas las dudas se esfuman a los dos minutos.

Aparece el tal Sobrino, de momento es inteligente, en dos minutos la gente estaba coreando su nombre y le adjudicaban el papel de salvador, aparece el equipo B, ovación cerrada como a los grandes en las Ventas, aparece el Valladolid y nos planta dos goles... Y ya no era confianza, era seguridad.

Nadie dudó ni por un instante: Re-mon-ta-da, re-mon-ta-da, rematado con un sí se puede cuando esta se certificó. Todos a casa con la satisfacción del que hace bien su labor, aunque no cobre por ello.

Estamos viviendo un momento histórico, no sólo para el Rayo sino también para el mundo del fútbol. Nunca, que yo sepa, un equipo que lleva sin cobrar seis meses había sido líder de ningún campeonato, y menos del español, y muy pocas veces un equipo juega siempre con doce. Porque lo que hizo la afición hay que vivirlo, pues por mucho vocabulario que se tenga, faltan palabras.

Un último apunte. Si el fútbol puede servir de ejemplo para algo, en el Rayo están los dos extremos. A un lado lo que no debe ser un empresario, prefiero no calentarme. Al otro lo que deben ser unos profesionales.

P.D: Javier Ruiz Mateos, tú sí que eres un mierda.


Juan M.Herguedas

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