Que el devenir de la entidad les importa más bien poco a los
dirigentes rayistas es un dato que no solamente los afines a la entidad
conocemos aunque, si uno no viviese el día a día del club, se podría decir que esta
afirmación se basa en una realidad subjetiva. Con una
directiva empeñada en darnos la razón a los aficionados rayistas, la directiva
ha fraguado otro precedente injustificable: los abonos para ver a nuestro
equipo, el Rayo Vallecano, mantienen el precio de Primera División. Con la
sección femenina –por primera vez en la historia- excluida de los derechos y
sin opción a disfrutar un hipotético playoff. O lo que es lo mismo: tras
descender colistas en una temporada desastrosa, con una institución famélica y
alimentada solo por el aliento de su grada, la directiva decide desconectar el
nexo que le une a la vida.
Y quizá todo tenga que ver con la concepción de equipo,
barrio y vida de muchos de los que forman la cúpula de este equipo: todo está
dispuesto a comercializarse, sentimientos incluidos. A los productos, que desde
hace mucho siempre somos los mismos, no nos resultan extraños estos comportamientos
en el fútbol actual pero para el Rayo Vallecano su marcado contexto social no
contempla los nuevos vaivenes del fútbol.
Señor Presa, con sus decisiones está poniendo entre la
espada y la pared (en mi caso) a ese padre e hijo, a esa hermana, mi tío, mi primo y su pareja. Esa familia que con la excusa del balón se reencuentran cada
domingo en la grada (o cada lunes ahora, o cada viernes, vaya usted a saber
ya). Nos sitúa en la tesitura de decidir entre elegir disfrutar cada quince
días o mantenernos firmes con nuestros principios. No nos abonamos a más de veinte años de pasión. No renovamos.
Porque aquellos que elegirán
no ir al Rayo lo harán porque, o bien no pueden permitírselo, o no están
dispuestos a pasar por el aro del “valetodo” que están imponiendo. No, no vale
todo. No vamos a permitir que unos abonos mantengan el precio de la élite del
fútbol con derechos de segunda división. Y aún hay más: es lamentable que en
una sociedad que demanda el fútbol femenino como una parte más del ecosistema
fútbol -y no como un astro que orbita alrededor- el señor Martín Presa decida
ir a contracorriente, cortando de raíz la posibilidad de crear una masa social
importante que siga llevando en volandas a la (le recuerdo) sección más
laureada de la historia de este club con 95 años de historia.
¿Por qué este incremento del precio de los abonos?¿Hay
planteado ya un modelo de recuperación y adecuación de una ciudad deportiva en
condiciones vergonzosas?¿Hay ya programada una remodelación de un estadio
derruido y carcomido por la mierda?¿Hay una partida en los presupuestos que
conlleva un incremento sustancial en la promoción de la sección deportiva femenina
y la cantera? Las preguntas, como todas las que se dirigen a esta directiva
desde hace tiempo, solo tienen dos respuestas: omisión o negativa.
Porque señor Martín Presa, en esa carrera ególatra delirante
hacia la que camina solo, va a pasar usted a la historia sí, pero por ser el
más lamentable de los presidentes. Aquel que menos comprendió que los
principios, como el rayismo, ni se compran ni se venden. Por más que se empeñe
en ponernos a prueba y a veces no podamos evitar caer en la pasión para darle
la razón.
Maginifica reflexion, querido compañero, pero tenemos que darnos cuenta que desde 2.011 y mientras el Rayo sea rentable, este tipejo no dejará el Rayo por mas que el campo se le vacie. Tenemos que enseñarle que lo que mas vale es la afición y eso solo lo podemos hacer en el campo. Tomes la decisión que tomes, bienvenida sea, pero ya te comento que este sinvergüenza está donde está por la rentabilidad del equipo. Mucho animo y espero verte en el campo